miércoles, 27 de enero de 2016

El club del fraude

Ayer salió a relucir esta película que tenía olvidada en algún lugar de la cuarta neurona del segundo sector cerebral izquierdo, y digo que salió a relucir porque llegamos a ella a través de "Regresión", la infumable película de Amenábar.
Disparidad de opiniones sobre ambas, aunque a estas alturas ya sabemos hasta donde ha llegado "Regresión": a quiero y no puedo, a sorprender al espectador, al incauto, claro.
El caso de "El club de los poetas muertos" también sorprende a los incautos, a aquellos que creen que el cine es literatura o al revés. Leo algunas críticas laudatorias y, por supuesto, no coincido.Sobre todo, con aquellos a los que se les quedó pegado el soniquete de "Oh capitán, mi capitán", pues ni en el más idílico "locus amoenus" el proceso de enseñanza y aprendizaje deriva en esta farsa.
Aquí no critico interpretación, eso no es interesante porque una mala interpretación lo único que puede hacer es arruinar una buena película, pero no al contrario, como es el caso.Todos actúan muy bien, y se lo creen, que es lo importante para el director y para quien pone la pasta y espera resultados económicos, pero el espectador , además espera que lo que está viendo no sea un fraude: un profesor subido en una mesa admirado por estudiantes entusiasmados con la poesía.. y yo voy y me lo creo. ( ¿No tengo que creerlo?)
Quo usque tamdem críticos* abutere patientia nostra? ¿Hasta cuándo vais a eludir el parafraseo y llamar a las cosas por su nombre?
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
… Que mi palabra sea
la cosa misma
creada por mi alma nuevamente.
(Juan Ramón Jiménez, para quien todavía no lo supiera)
* Los que cobran por hacer críticas


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